El día que Pep conoció a Bielsa

Este lunes se cumplen diez años de un hecho histórico: la famosa charla entre Guardiola y el Loco, que duró casi 11 horas, en el campo de Marcelo en Máximo Paz.


Máximo Paz es una localidad de Santa Fe que se encuentra a unos 78 kilómetros de Rosario y que tiene casi 4.000 habitantes. Allí, en uno de esos campos, transita parte de la vida de Marcelo Bielsa cuando no trabaja. La tranquilidad que emerge del paisaje oficia de musa inspiradora para el obsesivo entrenador, quien suele recluirse en ese refugio, propiedad de su suegro, para planificar el trabajo antes de asumir en algún club. Hacia ese reducto casi inexpugnable se dirigió Pep Guardiola cuando viajó a la Argentina en el 2006. En su estadía en la Roma, cuatro años antes, el catalán había agendado el consejo de Gabriel Batistuta: "Si vas a ser entrenador, tenés que juntarte a charlar con Bielsa". El Loco, como buen anfitrión, no sólo lo invitó a un asado sino que envió a un amigo a Buenos Aires para que fuera el chofer de Guardiola y de David Trueba, conocido cineasta y guionista español, quien fuera el compañero de viaje de Pep y el privilegiado único testigo de esa charla memorable.

Ese martes 10 de octubre, bien temprano, el servidor de Bielsa pasó a buscarlos por el hotel de Palermo en donde se hospedaban. Al mediodía, los tres estaban en la tranquera del campo, después de traspasar la alameda de 500 metros de largo ubicada en la entrada. Allí comenzó una maratónica charla que duró casi ¡11 horas! Cerca de la medianoche, Pep y Trueba retornaban a Palermo con el estómago lleno y la cabeza empachada de fútbol.

Pep y Marcelo no se conocían personalmente. Y para romper el hielo, el primer tema fue el cine. Allí, Trueba fue interrogado durante casi una hora por un Bielsa que se declaró fanático del séptimo arte. "Marcelo demostró ser un apasionado. Me dijo que veía alrededor de dos películas por día. Hablamos mucho hasta que en un momento me detuve y dije: 'Bueno, ustedes no están aquí para hablar de cine, ¿no?'. Ahí fue el comienzo de la charla futbolera, un incesante ir y venir de conceptos, de frenéticos debates sobre distintos equipos, de análisis de posiciones, de anécdotas... Comenzaron y no pararon", detalla Trueba.

"Fue una charla intensa. Hubo consultas en la computadora sobre temas en los que no se ponían de acuerdo y puestas en escena de diferentes acciones del juego", agrega Trueba, quien aporta una anécdota: "Marcelo se empeñó en explicar una jugada y me obligó a ubicarme como defensor contra dos sillas. Y ahí andaban, enzarzados en la discusión y yo tratando de marcar y que las sillas no me gambetearan, je...".

En un momento, Guardiola manifestó cierto fastidio por el contexto del fútbol. Ante eso, recibió una pregunta certera de Bielsa: "¿Por qué usted, que conoce toda la basura que rodea al mundo del fútbol, el alto grado de deshonestidad de cierta gente, tiene ganas de volver a ese ambiente y dirigir? ¿Tanto le gusta la sangre?". A lo que Pep respondió de manera contundente: "Necesito esa sangre".

Guardiola también le preguntó sobre el manejo con la prensa. El Loco le dio su punto de vista: "¿Por qué le voy a dar una entrevista a un periodista de un medio poderoso y se la voy a negar a un pequeño reportero de una provincia? ¿Cuál es el criterio? ¿Mi propio interés? Entonces, eso es un ventajismo".

Pep escribía conceptos en su libreta pero las hojas no le alcanzaron. En un momento le pidió a Bielsa si tenía un anotador para prestarle... A medida que pasaban las horas, el catalán comprendía que aquella conversación le sería muy útil para su futura carrera. Por eso, años después, tuvo palabras de agradecimiento por la invitación de Marcelo. "Fue un honor que me abriera las puertas de su casa y así poder compartir todo un día con él hablando sobre fútbol. Fue formidable. Siento que me enseñó muchísimo".

Años después de aquel asado, Guardiola y Bielsa se cruzaron en España pero con Pep ya como entrenador. Uno dirigiendo al Barcelona y el otro al Athletic Bilbao. En la previa de uno de esos tres enfrentamientos (dos victorias para Pep y un empate), el Loco se refirió a aquella famosa reunión y negó haber cumplido el rol de maestro y Guardiola el de alumno: "Creo que logré aburrirlo a la hora 11, je... Esa fue la única vez en la vida que nos vimos. Igual quiero aclarar que yo no tengo conocimientos que él no tenga. A partir de que el otro no ignora lo que uno sabe, el fenómeno pedagógico que ustedes mencionan no se puede dar".

Luego ya no volvieron a cruzarse. Aunque la admiración y el respeto que se profesan continúa latente desde aquel famoso día en el campo de Máximo Paz.

Fuente: Olé
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