La obra pública se convirtió en los últimos doce meses en uno de los focos de la gestión de Mauricio Macri.
En sus últimos actos junto a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal aseguró que el objetivo del 2017 es “empezar cada mañana inaugurando una obra distinta”. Casi en el primer año de gestión, Macri reactivó varias obras paralizadas durante la administración K, como el soterramiento del ferrocarril Sarmiento, anunciado por Cristina y Néstor Kirchner más de cinco veces.
Su plan de obras públicas incluye, además de la mejora de rutas y caminos, una importante inversión en el norte, con el Plan Belgrano, que comanda el radical José Cano. Meses atrás, Macri sostuvo que la construcción había comenzado una reactivación, al asegurar que había crecido la producción de cemento.
En sus últimos discursos donde inauguraba obras, el presidente reiteró en varias ocasiones que “la obra pública debe ser sinónimo de alegría y no de corrupción”. “Se terminó la época en la que la obra estaba ligada a la corrupción”, lanzó tiempo atrás, en clara alusión a los casos que investiga la Justicia, como el del empresario Lázaro Báez y el de José López.
Sin ir más lejos, días atrás el macrismo logró aprobar en el Congreso la Ley de Participación Pública Privada (PPP), una iniciativa que crea un nuevo régimen para inversiones en obra pública y que era reclamada por el propio Macri.
Fuente: http://www.bigbangnews.com
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