Los muertos de Scioli: A cinco años de la inundación de La Plata, se desconoce el número de víctimas

Dos investigaciones judiciales arribaron a cifras diferentes sobre cuántos vecinos fallecieron la noche del 2 de abril de 2013; todavía no hay responsables civiles ni penales


Las huellas del agua apenas se perciben en unas pocas paredes de la ciudad. Pero las preguntas y las secuelas perduran entre los platenses. Cinco años después de la inundación, no existe todavía un número certero de cuántos vecinos murieron aquella noche del 2 al 3 de abril de 2013, que les costó la carrera a varios funcionarios, y que los estudios muestran que podría repetirse.

¿Murieron 63 personas, cifra que podría elevarse a 73, como estimó el titular de la unidad de investigaciones complejas, el fiscal penal Jorge Paolini? ¿O las muertes treparon a 89, más otros 16 casos dudosos, como reconstruyó el juez en lo Contencioso Administrativo, Luis Arias? Y más allá de la cifra, ¿por qué la Justicia aún no definió responsables civiles, ni culpables penales?

La lluvia empezó a caer, tenue, en la tarde del martes 2 de abril. Pero de a poco cobró fuerza, mientras los cortes de luz y de agua se combinaban con serios problemas de telefonía celular y un incendio en la destilería de YPF en Ensenada. Miles de platenses pasaron una noche feroz, mientras arreciaba el diluvio, que acumuló 392 milímetros.

Cuando al fin salió el sol el miércoles 3, La Plata era otra ciudad. Había cadáveres humanos y de animales tirados en las calles, autos amontonados unos arriba de otros y decenas de árboles caídos, mientras rescatistas improvisados recorrían en botes y kayaks las calles, que registraron hasta dos metros de agua.

¿Qué pasó? Una combinación de factores, según concluyeron el titular de la Comisión de Investigaciones Científicas (CI) bonaerense, el ingeniero hidráulico Pablo Romanazzi, y el periodista Pablo Morosi, autores del libro Genealogía de una tragedia.Romanazzi y Morosi determinaron que la inundación de 2013 "no puede, ni debe adjudicarse únicamente a la fatalidad o a la naturaleza", sino a múltiples decisiones que se tomaron -o se evitó tomar- desde la fundación de la ciudad en una "zona inundable", que registró inundaciones periódicas tan lejanas como la de abril de 1911.

La inundación de 2013, remarcaron Romanazzi y Morosi a LA NACION, "terminó por dejar expuestas, de un modo dramático y definitivo, las debilidades [de La Plata] para enfrentar fenómenos pluviales extremos, que fueron advertidas en detalle, desde hace tres décadas como mínimo, por los expertos de la Universidad Nacional de La Plata". Según el ingeniero, en la comparación de las inundaciones de 1930, 2002 y 2013 se puede apreciar un mismo patrón donde la topografía manda, lo que hace predecible la inundación, aunque no las tormentas.

Esas debilidades se potenciaron, ocurrida la tragedia, por la pésima reacción de las autoridades. Entre ellas la del entonces intendente, Pablo Bruera, que afirmó por Twitter que estaba en plena recorrida por los centros de evacuados cuando en realidad estaba en Brasil, de vacaciones.

La ausencia del Estado -de todos los niveles- resultó evidente y lo confirmaron estudios como el desarrollado por la Facultad de Trabajo Social de la universidad en 3256 hogares de 27 barrios de La Plata, Berisso y Ensenada en las semanas que siguieron.

Ese estudio arrojó que el 57,25% de los vecinos encuestados en 3256 hogares en las zonas más afectadas de la región debieron ser evacuados de sus viviendas, pero solo el 81,16% de ellos logró salir. Y de los que sí pudieron evacuarse, el 78,72% se fue a la casa de un amigo o familiar. Por el contrario, apenas el 4,77% que debió evacuar su casa terminó en un refugio público, mientras que solo el 3,17% de los entrevistados dijo que recibió algún tipo de auxilio de un agente estatal, ya fuera bomberos, Defensa Civil o fuerzas de seguridad. Es decir, apenas 102 hogares de ese total de 3256 viviendas afectadas por la inundación y encuestadas luego.

En cuanto a las pérdidas materiales, la Agencia Platense de Recaudación y la Secretaría de Gestión Pública municipal calcularon que el 80% de los platenses resultaron afectados por el diluvio: 165.037 vecinos fueron "impactados directos" y 357.500 "afectados indirectamente", con daños por $4000 millones. Es decir, alrededor de US$800 millones, al tipo de cambio entonces vigente.

Pero transcurridos cinco años desde el temporal, la cifra de muertos continúa en las sombras. La lista oficial del entonces gobernador Daniel Scioli fijó el número en 51 fallecidos, que luego elevó a 52 -el mismo número que afrontaba el gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner por la tragedia de Once-, aunque el número real de a poco salió a la luz.

En marzo de 2014, el juez Arias verificó 89 muertes certeras, más otras 16 dudosas, en una sentencia que confirmó la Cámara de Apelaciones del fuero en lo Contencioso Administrativo. Pero el fiscal Paolini bajó la cifra en sede penal a 63, más otros diez que "podrían guardar vinculación causal con la inundación".

Paolini también mantuvo al margen a los funcionarios políticos municipales y provinciales, en un claro contraste, por ejemplo, con lo que ocurrió en la causa penal que se instruyó en la provincia de Santa Fe por la inundación de su ciudad capital en 2003, y que incluyó al intendente y al gobernador, entre otros. Por la inundación de La Plata, Paolini solo acusó por incumplimiento de los deberes de funcionario público a los titulares de las oficinas platense y provincial de Defensa Civil, cuyo juicio oral aún no comenzó.

El fiscal Paolini sí cargó, en cambio, contra la investigación de Arias, quien también detectó irregularidades en la morgue policial del cementerio de La Plata, confirmadas en inspecciones desarrolladas con la Gendarmería, pero que la Justicia Penal tampoco ahondó. Le enrostró a Arias irregularidades e inconsistencias en su trabajo.
Tormentas laborales

Desde entonces, ambos sobrellevan tormentas laborales. Paolini, por su inacción en el sobreseimiento exprés del entonces candidato presidencial Scioli, en la causa por presunto enriquecimiento ilícito; Arias, que siempre sospechó que hubo una "orden política" de minimizar la inundación platense para proteger al gobernador, ahora enfrenta un jury político, por supuesto abuso de poder, que él considera "armado".

Mientras tanto, la ciudad encara desde hace años "trabajos estructurales" en el arroyo El Gato y los "derivadores". Pero aún mira con preocupación cada vez que arrecia una tormenta. Para algunos es un resabio de 2013. Para otros, una realidad, como reclama de manera recurrente la Asociación de Familiares y Víctimas de la Inundación (Afavi). Y como ocurrió el 12 de enero y el 18 marzo de este año, en la zona oeste del Gran La Plata. Porque para los expertos, otra inundación es un riesgo latente, acaso peor.

Fuente: La Nación
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