Más pruebas del alevoso contrabando del gobierno Kirchnerista

“12 de noviembre: Tata arregló con Maxi de TCT rendir de estos 9 contenedores (10/11 al 13/11) al GAITA solo 8 contenedores y rendirle a él la mitad de un contenedor: US$ 2.500. Tata arregló que del contenedor de Osqui, que es de 20 (pies), le rendimos al GAITA US$ 3.000 y a Aduana US$ 3.500.”

Esta cita del “diario” de operaciones de la organización de los hermanos Miguel “Negro” y Alejandro “Tata” Paolantonio es la más generosa en cuanto a referencias que permitan investigar no solo la existencia de coimas sino los posibles vínculos entre el ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y estas maniobras de contrabando a gran escala. El posible nexo hacia el poderoso ex funcionario kirchnerista, ahora titular de la Auditoría, sería el misterioso “GAITA”, que siempre aparece escrito con mayúsculas, clara señal de su importancia en esta saga.


En el documento obtenido por Clarín se relata que cerca del 10 de julio de 2014 “nos frenaron las entregas por un problema interno”, pero a la semana aclara que “el Negro habló con el GAITA y nos deja sacar 1 x día”. El personaje clave, de nuevo mencionado en el diario. Miguel Paloantonio debía hablar con el Gaita para destrabar cualquier escollo en el ducto del contrabando.

El enigmático “Gaita”, sin duda, es quien llevaba la voz cantante dentro de TCT (Terminal Carga Tigre SA), el depósito fiscal ubicado a pocas cuadras de Panamericana y Ruta 197 al cual llegaron la mayoría de los contenedores de los hermanos Paolantonio, para terminar allí los trámites aduaneros, ser abiertos y enviar la carga al mercado. La contabilidad interna de esta organización confirma que –tal como dice la cita del primer párrafo- el 10 de noviembre de 2014 ingresaron a ese lugar 9 contenedores repletos de contrabando.Había 4 de Tx2 (Todo por dos pesos), 3 de Rol (Rollos de tela), 1 de ROP (indumentaria) y 1 de REP (Repuestos). Este último era el del cliente llamado Osqui, que por ser más chico pagaría solo 6.500 dólares (a dividir entre el Gaita y la Aduana), en vez de los 10.000 u 10.500 dólares que había que dejar por las latas de 40 pies de largo. La salida de la carga de TCT se produjo entre el 11 y el 14 de noviembre. La llevaron los camiones de Transportes DTM, la firma pantalla de Negro y Tata.

Este viernes a última hora, TCT fue clausurado por tres días hábiles por supuestos problemas de infraestructura. En realidad se trataría de una excusa antes de la embestida final contra ese depósito por parte de la nueva conducción de la Aduana, a cargo del ex militar Juan José Gómez Centurión. En el organismo sospechan que el enigmático “Gaita” podría llegar a ser Sergio González, apodado “el Pelado”, pero también conocido en el medio aduanero como “el Gallego”. Si esto llegara a confirmarse sería un dato lapidario para Echegaray, que no podría disimular que estaba al tanto de la existencia de estas operaciones ilegales, desarrolladas a las narices de la Aduana.


Sucede que Echegaray conoce a González desde hace casi 20 años, de cuando uno trabajaba en la Aduana de Río Gallegos y el otro primero en ELMA y luego en la naviera Ultramar. Son amigos y han corrido hasta maratones juntos. Peor todavía: el Pelado –que es dueño de varios depósitos fiscales y de una empresa que se encarga de poner precintos electrónicos a los contenedores-, fue uno de los agresores de un equipo periodístico de Telenoche que sorprendió a Echegaray en Río de Janeiro, celebrando el año nuevo 2014 junto a dos de sus amigos más íntimos, el mencionado González y Jorge “el Uruguayo” Lambiris, otro empresario dedicado al negocio del bagayeo, que a partir de ser reconocido habría tenido que dar un paso al costado para dejar paso al grupo de Negro y Tata.

Existe de todos modos otra hipótesis sobre la verdadera identidad del “Gaita”. Afirma que sería un empresario llamado Luis Alvarez, dueño de New Press, una imprenta de Avellaneda. También aquí los caminos conducen hacia la dupla de amigos Lambiris y Echegaray. Hay constancia de que Alvarez conoce y hasta ha hecho negocios con “El Uruguayo”. La publicidad de New Press en el auto de TC del hijo de Lambiris, Mauricio, es uno de ellos. Hasta existe una posible sociedad entre ambos para levantar dos gigantes depósitos fiscales, Censer y Carestiba, en terrenos cedidos por el Mercado Central.

De la contabilidad que llevaban Tata y Negro sobre el negocio de los contenedores, por lo prnto, surge que en el depósito TCT de Tigre se efectuaban los mayores pagos en la cadena que facilitaba el ingreso de mercadería prohibida al país: unos 5.000 dólares por contenedor de 40 pies para el “Gaita” y otros tantos que alimentaban a los altos mandos de la Aduana, que dependían de Echegaray. En los papeles, esa empresa creada en 2011 pertenece a Horacio Norberto Palmieri, “el Cholo”, un mediocampista de Boca en la década de los 70 y ex dirigente del club. Desde setiembre de 2013, sin embargo, su presidente formal es Maximiliano Montero. 

Quizás se trate del mismo “Maxi” citado al principio de este artículo, en el diario de los Paolantonio. Quizás pueda ser él quien devele el misterio sobre la identidad del “Gaita”.

Fuente: Noticias Tucumán
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